martes, 18 de diciembre de 2012

EL HOMBRECITO DE ROJO

En Joanet estaba delante del aparador. Alguna cosa, a más de su curiosidad, le había atraido. Eran miles de estrellas que ayer colgaban del cielo. Y que hoy se habían colocado ordenadas en aquel espacio tan pequeño que ahora admiraba.
Enganchado al cristal por una fuerte atracción. Su respiración,  la llenaba, de una calor que nublaba aquel espacio mágico. El resto, lucecillas irresistibles, que se reflectian en su retina.
-Vamos Joanet!! Que hoy has de ir temprano a dormir.-
Se entregiro y lo vio. Colgado en la puerta de la tienda. Un pequeño hombrecito rojo.
-¡Traemelo! ¡Por favor!.-
Le dijo, mientras confirmaba con un leve balanceo que obedeceria su orden.
Al dia siguiente, todo nervioso, salio corriendo de la cama hacia el comedor. Toda la habitación estaba llena de regalos. Por la ventana, se veía el hombrecillo de rojo, que colgaba de un balcón. Se cruzaron sus miradas.
-¿Que lo encuentras?-
El padre del Joanet, le pregunto.
-Si padre, ja lo tengo.-
Con una sonrisa muy amplia, lo cogío y volvio a mirar por la ventana. El hombrecillo de rojo comenzo a moverse. Confirmando con su balanceo...... que había sido él..... quien se lo había traido.